domingo, 28 de febrero de 2010

NAVALVILLAR DE IBOR, CÁCERES

Y como no podía ser de ora manera, aquí van unas fotillos de mi pueblo. Ya puse algo en un post anterior, contando la rutilla que habíamos hecho por el Valle de Viejas, pero no me había parado en mi pueblo. Está al sureste de la provincia de Cáceres y forma parte de una de las zonas más desconocidas de allí, porque no está ni cerca del Jerte ni de La Vera, y bastante lejos de la capital. En la carretera que sale de la nacional 5 y que llega a Guadalupe está la comarca de Los Ibores, que la forman varios pueblos, el último de ellos, antes de llegar a Guadalupe es Navalvillar. La comarca recibe su nombre del río que la recorre, el río Ibor, que nace cerca de Guadalupe, y el primer pueblo por el que pasa es Navalvillar, desembocando en el Tajo. Normalmente en verano no lleva mucha agua, pero en los años que podemos llamar normales, baja suficiente como para darse un baño en plena naturaleza. Hay poca gente desde que hicieron la piscina en el pueblo, así que se puede disfrutar de una tarde tranquila de campo y agua.
En el paisaje de la comarca destacan las alineaciones de crestas separadas por profundos valles, en uno de los cuales se encuentra el pueblo.
Como casi todos los paisajes, la época que más me gusta a mí es el otoño, pero en la primavera podemos disfrutar de su espesor, ya que presenta un microclima bastante lluvioso en comparación con el resto de la provincia.
Tierra principalmente de olivos y de castaños, en cuanto te alejas un poco de núcleo urbano, podrás ver mucho roble, encina, alcornoque...
Se puede decir que es una de las zonas más vírgenes de Extremadura, ya que no está muy promocionada aún.
Muchas hectáreas de monte despoblado, lo que propició que en el año 2005 se extendiera rápidamente un incendio provocado por un indeseable, y aunque a estas alturas aún se pueden ver los efectos, poco a poco se va recuperando.
La foto de arriba es de nuestra "isla".
En primavera se puede disfrutar de los muchos arroyos que van a parar al Ibor y que dan vida a tanta vegetación.
Y, por supuesto, también se puede disfrutar de sus fiestas en verano. Aquí una muestra.
No cuento mucho más, porque lo suyo es verlo uno mismo.

domingo, 21 de febrero de 2010

VENDING ECLESIÁSTICO

En tantos viajes y salidas, vas encontrando curiosidades y descubriendo cosas. Aquí descubrimos la nueva línea de negocio de lo que se viene a llamar vending, que son las máquinas esas de los trabajos donde venden sandwiches, bebidas, kit-kat y patatas, entre otras cosas.
En esta ocasión, la máquina está en el monasterio de Valvanera, La Rioja, y vende diferentes tipos de velas: cirios, velas con la imagen de nuestra (ya será su) señora de Valvanera, etc. todas ellas por el módico precio de 1,40€. La Iglesia no hace más que estrujarse el seso para ayudar a los demás...

jueves, 18 de febrero de 2010

LOS OSCOS, ASTURIAS

Reconozco que Asturias es mi asignatura pendiente. Apenas conozco nada porque las veces que he ido ha sido poco tiempo y no me ha dado tiempo a verlo en condiciones. En 2005 estuve en la región de Los Oscos, en el occidente de Asturias, al otro lado del río Navia. Es una zona entonces poco conocida, y por lo tanto con no muchas posibilidades de alojamiento. Nosotros nos quedamos en Santa Eulalia de Oscos, un pequeño pueblecito muy agradable, en un albergue en el que no repetiría, creo. Ya los alrededores del pueblo son bonitos, es una zona que preserva y promociona sus costumbres, con varios museos etnográficos (o etnológicos) muy interesantes. El de la foto es un hombre que, con una fragua,fabrica navajas como se hacían hace cien años y las vende a los turistas que van a verle, en un pueblo llamado Ferreiro, o Ferrería,no lo recuerdo bien. Cerca de Santa Eulalia hay una población llamada Pomares, desde la que sale una ruta por bosque que llega a una cascada idílica en la que descansar y disfrutar del silencio de la caída del agua. Un momento para una misma, que a veces al viajar en grupo se agradece.

La ruta por excelencia de la zona es Taramundi, de donde sale la Ruta del Agua. Es un recorrido circular de 14 kilómetros, que se recorre sin ninguna dificultad en unas 4,5 horas. A lo largo del camino hay diferentes muestras del uso que se le ha dado al agua a lo largo de los siglos y cómo se las ha ido ingeniando el hombre para utilizarla: hay una muestra de un batán, una herrería, un generador de luz, diferentes tipos de
norias, etc. A mitad de camino más o menos nos encontramos el pueblecillo encantador de Veigas, al que parece que solo se puede llegar a pie o, como dicen en mi pueblo, en bestias. Si no has llevado el bocata, hay un resturante en el que se puede comer bastante bien.
Un lugar muy especial que visitamos fueron las cascadas de Oneta. Están al otro lado del río Navia, en el municipio de Villayón, y se trata de un recorrido de ida y vuelta, muy cortito en el que se pasa por tres caídas de agua de bastante altura en muy poco espacio, a lo largo del río Acebo. Forman parte de la red de espacios protegidos de Asturias, lo que nos da una idea de su belleza. En el albergue de Oneta conocimos a la familia que lo lleva y que en ese momento estaba terminando de montar el Hotel Rural Yeguada Albeitar, el que recomiendo visitar. Crían caballos árabes de carreras y todo tipo de animales. Nosotros volvimos una vez que estuvo terminado, pero eso merece una entrada aparte, pues la visitar merece ser contada. Estas son las vistas desde una de las habitaciones.
Como visita adicional, muy curioso el Castro de Coaña. Se trata de un poblado del siglo I d.C. que se fue abandonando a lo largo del siglo II d.C. Sus pobladores de origen desconocido, tal vez celtas de la Meseta, organizaron el castro de forma característica, siendo los romanos los que formaron con este y otros castros una red para el control de Asturias y para la explotación principalmente de oro. Está declarado Monumento Histórico Nacional.
Como veis, muchas cosas pendientes por esta tierra...

miércoles, 17 de febrero de 2010

VIAJE EN METRO

Los que vivimos en Madrid y otras grandes ciudades y utilizamos el metro con medio de transporte habitual, estamos acostumbrados a ver a personas que recorren los vagones paara ganarse un dinero: gente queriendo transmitir lástima, músicos, “músicos”, etc. Casi podría decir que estamos inmunizados contra ellos: algunos nos molestan por el volumen de la música, otros nos hacen sentir incómodos por su “tara” y a otros, directamente, ni los percibimos ya mientras bajamos la vista y seguimos leyendo. Hoy he compartido vagón con una de estas personas que los recorre. Por alguna razón que desconozco, ha sido capaz de llegar al corazón de la práctica totalidad de los viajeros. Apenas ha entrado, ya había personas que le estaban sonriendo. En realidad no ha hecho nada especial o diferente a los demás, ni siquiera cantaba bien, quizás haya sido la forma en que lo ha hecho y, en cualquier caso, estoy convencida de que ha sido la energía que nos ha transmitido a todos. Una presentación normal y una canción ya muy escuchada ha sido suficiente para que la mayoría de las personas le hayan dado algo de dinero, para que todas le hayamos dedicado una sonrisa, algunas le hayan dado las gracias y a alguna que a otra se le haya escapado una lagrimilla. Hay personas que transmiten esa cosa positiva que no sabemos qué es y que nos hacen que una vuelta a casa desde el trabajo tras un día durillo, se convierta en un momento especial.
Esto es solo un viaje en metro, que no deja de enmarcarse en la temática del blog, pero quería compartirlo.

domingo, 7 de febrero de 2010

MADEIRA III

RIBEIRO FRÍO
Esta es una de las zonas más bonitas de Madeira.Pensábamos hacer la ruta más larga, que recorre el bosque de Laurisilva, pero estaba cerrada por obras de mantenimiento, por lo que hicimos la ruta corta que llega al Balcón de Ribeiro Frío. El que estuviera cortada fue un poco chasco, la verdad, pero este corto recorrido de unos 40 minutos ida y vuelta también es muy bonito. Paseo que ya nos permite adivinar el espesor de la vegetación que nos encontraremos en el resto de recorridos por la isla. Muy verde, frondoso y con llegada a un mirador desde el que se ven los picos más altos de Madeira: Pico Areeiro y Pico Ruivo (más de 1.800 metros de altura), al que subiremos más tarde. Es un camino ancho y, al ir bordeando una levada, sin desnivel. Esto puede hacerle perder encanto, pues aunque nosotros no encontramos mucha gente al ser enero, en la guía que todo lo sabe recomienda ir a primera hora, pues van autobuses con turistas que lo hace parecer la calle Preciados (la más céntrica y comercial de Madrid). En todo caso, merece la pena el paseíto. Aquí nos encontramos a las únicas españolas que vimos en toda Madeira.
Tras la pequeña rutilla, que para llegar dimos bastantes rodeos con el coche, lo que también nos permitió ver algunos paisaje chulos, nos fuimos a Santana, desde donde salen otras rutas, y que es conocida por la imagen de dos casas típicas Madeirenses muy bien puestas. Por los caminos se pueden ver muchas de estas casas típicas que sí que están en uso. Son curiosas. En Santana paramos a comer prontito con la idea de hacer la ruta larga por la tarde, ya que por la mañana no habíamos tenido mucho éxito. Entramos en un restaurante, como diría el amigo Juande, “de turismo pa ellos”. Aquí probamos la famosa, y típica en Madeira, Espetada: carne de vaca a la brasa servida clavada en un pincho y colgada, que ya habréis visto en otros sitios. Acompañada de varios platos: una ensalada, un plato de arroz y otro de patatas y maíz frito, todo por el módico precio de 9 euros. Y todo para Marcos, porque yo, por supuesto, tenía mi propio plato.

PICO RUIVO

Aunque desde el balcón no se podían ver los picos por la niebla y tampoco se recomendaba subir por esta razón, después de comer abrió y decidimos subir a este pico, o al menos intentarlo. Nos salió bien y pudimos llegar apenas sin dificultades, eso sí, fuimos los últimos del día que lo hicimos, después de nosotros no subió nadie más. El Pico Ruivo es el más alto de la isla, y sube a 1861 metros de altura. Aunque hay bastante desnivel, no se hace muy difícil la subida más que en el último tramo. Lo más complicado en nuestro caso fue luchar contra el viento que se empeñaba en tirarnos con muchísima fuerza.
A mí me hacía morirme de la risa, lo que me quitaba más fuerzas para subir. Un desastre, vamos.
Gracias al pañuelito que me regalaron los primos no morí de frío. El paisaje es de poca vegetación y monte bajo, a diferencia del resto de paisajes verdes. La ruta en total, subida y bajada, son unas 3 horas y arriba, en el lugar del punto geodésico, hay un mirador desde el que se ve toda la isla… si no hay niebla, claro. Nosotros pudimos ver un lado. El otro estaba cubierto, pero algo se puede apreciar. Durante toda la subida hay pequeños refugios para resguardarse de la lluvia y del viento, y casi llegando al último tramo, hay un refugio grande con guarda donde venden bebidas.
En realidad esta subida la hicimos porque no pudimos hacer la que de verdad nos hubiera gustado, y es la que une el pico Areeiro con el pico Ruivo por la cresta. Durante esta ruta se va viendo toda la isla desde arriba y aunque es de las más duras de la isla, no lo debe de ser demasiado. El caso es que la subida al pico Areeiro estaba cerrada porque la carretera a través de la que se llega tenía hielo y estaba cortado el acceso, así que hicimos solo la subida a Ruivo, pero no desmerece nada.
Aquí dejo las vistas que nos encontramos arriba.

jueves, 4 de febrero de 2010

MADEIRA II

El primer día en la isla, hicimos un recorrido en coche para hacer un reconocimiento del lugar, yendo por la costa y metiéndonos en los diferentes pueblos. Este es el día que digo que “perdimos”. Este recorrido sobra, pues son lugares que a lo largo de la semana se van a ver de todas formas, pues hay que pasar por muchos de ellos. Pasamos por Cámara de Lobos, lugar que nos llamó la atención porque la calle estaba llena de hombres sin hacer nada. Solo vimos a dos mujeres y las dos trabajando. Después nos enteramos de que ese era el pueblo de Cristiano Ronaldo, y con esto no quiero decir nada, porque a mí no me gusta el fútbol… El pueblo tiene dos calles, pero está bonito. Desde él se ve el Cabo Girao, el que se dice que es el segundo acantilado sobre el mar más alto de Europa (580 metros).
La verdad es que tiene una altura impresionante y las vistas desde arriba son muy bonitas. Bajo este acantilado, hay tierras cultivadas, y para bajar a ellas hay un teleférico que utilizan los agricultores para bajar (los hay por toda la isla para acceder a estos lugares), y de paso lo utilizan para el turismo. Ponta de Pargo es el extremo occidental de la isla. Costa abrupta también y, no sé si siempre, pero estando nosotros, con fuerte viento que no nos permitó disfrutar durante largo rato las vistas que tiene. Aún así, merece la pena. Porto Moniz, donde se encuentran las piscinas naturales de las que hablaba antes, es la última parada de este día. Tiene un acuario que para el que le gusten estas cosas, está bien. Un poco caro para mi gusto, pero a Marcos le gustó. La vuelta fue lo peor de este día. Atravesamos la isla por el medio, pasando por la llanura llamada de Paul da Serra, a 1500 metros de altura, que podríamos decir que parte la isla en dos. Ya era de noche y, como es habitual en esta zona, había una niebla que no se veía a un metro, y por el camino nos encontramos vacas, obras, socavones… En fin, muy divertido.
DESDE EL TUNEL DE CANIÇAL A PORTO DA CRUZ
El segundo día comienza nuestra aventura en solitario, sin hacer caso a Manuel, el del hotel. Con nuestro librito de rutas empezamos a recorrernos la isla como a nosotros nos gusta. La primera ruta que hicimos comienza por una levada (canal de agua). Se van recorriendo campos de cultivo hasta que se llega, en subida, a una abertura al mar, impresionante porque la salida es a un acantilado, desde el que se ve por dónde va el resto de la ruta, y solo verlo da vértigo, porque va rodeando la montaña en altura por un caminito estrecho. No está mal para empezar. Hay una zona un poco peligrosa, en la que el camino prácticamente desaparece porque hay una cascada que lo ha erosionado, pero hay un cable al que te puedes agarrar para continuar. Nosotros hicimos la ruta completa hasta llegar a Porto da Cruz y desde allí cogimos un autobús de vuelta. Se puede hacer de ida y vuelta, sobre todo si se va con coche, porque si no, hay que apañárselas para volver. Sería llegando a la mitad del recorrido, donde ya se ha visto lo más bonito. La duración es de unas 3 horas y media. Comida en Casa Nicolás, donde el plato típico es el pulpo frito. ¡Riquísimo!

PENÍNSULA DE SAN LORENZO
Esta ruta, de unas 2,5 horas, recorre una punta que sale al noreste de la isla y que lleva al punto más oriental. Muy poca vegetación, aunque al ser invierno estaba bastante verde. Recorrido my muy bonito con muchos acantilados, entrantes y salientes al mar. Espectacular para ir acompañada de un geólogo que te explique las formas que se van viendo por todo el camino. Al llegar al final del recorrido de ida, se puede subir al Pico de Furado, subida bastante empinada. Nosotros no la hicimos porque estaba atardeciendo y no nos daba tiempo… otro aspecto negativo de ir en invierno, que anochece muy pronto.

Continuará...